América ¡atina es ya una sola gracias a la pobreza crónica. He visto niños vendedores, payasos,contorsionistas, cargadores, limpiabotas,cosechadores, tragafuegos; he visto niños mendigos,deformes y deformados; niños limpiavidrios,lavacoches, jardineros, albañiles, escarbabasuras...
Éstas son formas horrorosas de abandono, pero no agoto con ella el alcance de esa terrible práctica social.
¿Considera valioso, a los fines de los propósitos de este módulo, reflexionar sobre experiencias deabandono de los niños de su escuela que a usted lehaya tocado conocer?
Si es asÃ, le ruego escriba unas páginas dedicadas a rescatar alguna de esas experiencias. Si lo quiere, éstees un texto para usted, para que nadie lo lea. Perotambién es posible hacer algo para mostrar a los compañeros de trabajo, para intercambiar informacionesy vivencias.
Una de las formas de abandono corresponde a la mutilación discursiva. Cuando a un niño se le niegan las posibilidades depráctica discursiva, cuando se lo reduce a la fascinación y a larepetición, asistimos a una verdadera mutilación. Extraña categorÃa ésta: mutilación discursiva.
Comienzo por aclarar qué entiendo por discurso:
La capacidad de expresión a través de palabras y de imágenes para comunicar y comunicarse en el seno delas relaciones sociales.
Puedo recordarle un concepto cercano a éste, que manejan ya muchos maestros. Se trata del de competencia comunicativa. Puesbien, cuando me refiero a la mutilación discursiva, hablo de algúngrado de mutilación en esa capacidad, en esa competencia.
¿Adonde lleva esa mutilación? Reconozco, por lo menos, cuatro consecuencias:
El deslenguamiento
Aun cuando no utilizaba esta expresión, don Simón RodrÃguez estaba preocupado por ese tipo de mutilación discursiva. El autor es conocido como el maestro de BolÃvar, pero fue sobre todouno de los pensadores más ricos del siglo XIX y sobre todo uneducador.
"... los jóvenes que han de remplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si
quieren que en América haya patria y lengua» (Luces y virtudes sociales, en Obras completas, Caracas, Universidad Simón RodrÃguez, 1975, vol.