Perú perdió y la rabia de la hinchada se dirigió al falso ampayado, que en realidad habÃa salido temprano y con permiso y no a la hora alcohólica que denunció el programa. La ´Urraca´ destiló veneno y manipuló una vez más las pasiones futboleras con historias de jugadorazos y jugadorazas (peruanismos despectivos para cracks y botineras). Medina tuvo varias oportunidades para rectificarse aduciendo que fue engañada por quien le entregó la foto con hora falseada, pero no dio su brazo a torcer y llegó a romper en el aire una carta de rectificación enviada por la defensa de Guerrero. Extremo y tonto sacrificio por una causa que nadie reputa como noble pero que le da un aura de fatalismo único en su género a esta excrÃtica de televisión que cruzó la lÃnea y se hizo estrella de uno de los gossip shows más radicales de la región. Solo el humor despectivo pero festivo con el que bautizó a la farándula peruana como ´Chollywood´ atenúa esa radicalidad con la que encarna el show de la envidia y el celo de las pequeñas famas sobreexpuestas o ´figurettis´ (nunca mejor usado que en el Perú, donde ha migrado a la polÃtica y a la vida ordinaria, este término acuñado por el CQC argentino).
De Gisela Valcárcel, la ´Señito´ y exreina del mediodÃa, la gran estrella surgida de abajo y cocinada en el vodevil licencioso, refinada tras cada temporada hasta perder público y esencia, no hay nada que destacar como no sea su espectacular renacimiento sin haber corregido nada. Sucede que tras enormes fracasos, volvió al candelero delante y detrás de las cámaras, al mando de GV, la productora que lleva sus siglas.