Clase y Dinero
Los tiempos, descritos por George Orwell, en los que "todas las personas son iguales, pero algunas son más iguales que otras", han pasado. ¿O no? La nomenklatura comunista soviética -los políticos y el KGB, que dirigían el país- fue sustituida por un nuevo gobierno, que se organizó en una jerarquía similar, al estilo soviético.
¿Qué hay de nuevo? La sociedad ucraniana se ha estratificado rápidamente. Ucrania tiene nuevas clases: los superricos y los mendigos. Los nuevos ucranianos, los superricos, hacen alarde de su dinero. Se dice que hay más coches Mercedes nuevos en Kiev que en Stuttgart, donde se fabrican.
La intelligentsia -la clase profesional de profesores, médicos e ingenieros- está tan empobrecida que su taxista bien puede ser el antiguo gerente de una empresa, o un profesor de una escuela técnica, tratando de llegar a fin de mes.
Dos tercios de la "cesta de la compra" ucraniana están ocupados por los alimentos. Sin embargo, ni el elevado precio de los electrodomésticos ni la incertidumbre del futuro impiden a los ucranianos viajar. La gente utiliza sus ahorros o pide "préstamos de viaje" a los bancos. El deseo de viajar que ha invadido la nación se explica por la caída del Telón de Acero y el tradicional espíritu aventurero de los cosacos, junto con el deseo de proporcionar las mejores vacaciones posibles a los hijos: los ucranianos prefieren gastar dinero en la educación y el ocio de sus hijos que en ellos mismos.
El Alma Ucraniana
Un país que no conserva su patrimonio pierde su identidad. Las raíces paganas, la proximidad a la naturaleza y los intentos de captar la belleza natural fomentaron las tradiciones espirituales de Ucrania, que se han transmitido de generación en generación.
El temperamento artístico
El fuerte vínculo entre los ucranianos y la naturaleza se refleja en el arte. Desde la antigüedad, las hatas (casas de campesinos) tenían paredes, tazas, cajas, baúles -todo lo que se utiliza en la vida cotidiana- decorados con motivos florales y animales. Si uno va hoy a un pueblo ucraniano, verá jardines ordenados y llenos de flores, puertas talladas y paredes pintadas. El deseo de decorar sigue siendo fuerte. Los tradicionales sorochky (camisas) ucranianos llevan bordado un simbólico Árbol de la Vida negro y rojo. Los pysanky -huevos de Pascua de madera pintados- tienen una gran variedad de dibujos y colores. Estos huevos pintados son tan populares que Ucrania alberga el único museo de pysanky del mundo en Kolomyia, en el oeste del país, donde la sala principal, de casi cuarenta y tres pies (unos trece metros) de altura, está construida en forma de huevo.
Hay una referencia artística tradicional en la ceremonia de la boda, cuando las damas de honor extienden una toalla bordada (rushnik) en el suelo. Aquel de los recién casados que la pise primero será el jefe de la familia. La toalla no debe contener hilos negros ni amarillos, ya que estos colores simbolizan la muerte o la separación.
Melancolía
Siglos de historia trágica y los retos e inestabilidad del nuevo estado han hecho mella en el pueblo. La melancolía ucraniana se manifiesta en la crítica recurrente a todo, desde el gobierno hasta la nieve, y en la compulsión a describir todas las dolencias menores de uno a un interlocutor en respuesta al simple saludo: "¿Cómo estás?". Quejarse es un pasatiempo nacional.
"La nación que canta"
Según un cuento popular ucraniano, un día Dios escuchó un llanto en su puerta. Se asomó y vio a una niña. "¿Por qué lloras, niña?", preguntó Dios. "Estabas dando regalos a los otros niños, Dios, y yo llegué tarde. No recibí nada", fue la respuesta. "Está bien", respondió Dios. "Te daré un regalo que estaba guardando para mí". Y le regaló a la niña una canción. Se llamaba Ucrania.
Los etnógrafos han recopilado unas 36.000 canciones ucranianas. Muchas canciones populares se utilizan en remezclas modernas, y las cantan tanto los jóvenes como los mayores. Incluso Ruslana, la ganadora ucraniana del cuadragésimo noveno Festival de la Canción de Eurovisión, celebrado en Estambul en 2004, utilizó las melodías étnicas tradicionales de los Cárpatos en su efervescente actuación. Por ello, en 2005, la quincuagésima edición del Festival de Eurovisión fue acogida por Kiev.
Bandura
El instrumento folclórico ucraniano más popular es la bandura. Le precedió un instrumento de cuerda llamado kobza. Los legendarios kobzars, músicos errantes del siglo XVII, eran los narradores y participantes de largas baladas líricas sobre acontecimientos históricos. Gozaban de tal popularidad e influencia entre los cosacos que los invasores extranjeros los torturaban hasta la muerte por levantar los espíritus cosacos y relatar las leyendas cosacas. En la Ucrania moderna, la bandura está resurgiendo, y a veces se puede ver y escuchar a los músicos de bandura en las esquinas más concurridas.