Pensar la televisión en su historia y en su forma, particularmente en América Latina, es un desafÃo que se mantiene vigente si consideramos el campo de los estudios de comunicación, periodismo y artes visuales. En verdad, se trata de un medio poco trabajado en proporción a su importancia como medio masivo durante más de 50 años en la región. Un variado espectro de la academia sigue negando la producción televisiva y su estudio, particularmente los centros de formación de arte y audiovisual, en general, por no mencionar las escuelas de cine que, salvo excepciones, ignoran directamente el rubro.
Aunque existen vertientes históricas, como es el caso de las investigaciones que vienen estudiando el discurso televisivo masivo, desarrollan una crÃtica semiótica y sociológica de la televisión en su función de aparato ideológico, su sistema de signos y las mediaciones que plantea su forma y discurso. Estos estudios comunicacionales focalizados en la estrategia, en los noticieros, las telenovelas, las transmisiones de eventos deportivos y los programas que tratan sobre la misma televisión marcaron un punto de inflexión (MartÃn-Barbero, 2010) en la historia de los estudios de la comunicación.
Las instancias de percepción y el funcionamiento de la televisión como medio comercial, masivo y uniforme comprendÃa valores culturales que emprendÃan diferentes puestas en escena de una cultura popular, particularmente en las telenovelas. Sin embargo, todo aquello que pudo implicar un análisis del fenómeno televisivo desde su dispositivo y fundamento tecnológico, sus marcas discursivas y expresivas de puesta en escena ha sido una rareza en la mayorÃa de los centros de formación audiovisuales.
Pensar la televisión nos parece crucial en relación con aquella gran utopÃa de propiciar una praxis y propedéutica televisiva en el ámbito de la creación audiovisual y la educación.