Hay que reinventar el discurso de la televisión: dejar las morales de contenido e ilustraciones para pasar a pensar el medio en su transmedialidad, su narratividad-fusión, sus nuevas subjetividades expresivas y sus modos sabrosos de ser colectivo popular. Esta reinvención del discurso propone asumir que la televisión es más narrativas que contenidos, más oral-visual que escritural-letrada, más estética popular y de la repetición que estética ilustrada y de la innovación, más entretenimiento que erudición, más ritual cotidiano que acto crÃtico, más relajación y conversación que aprendizaje o reflexión. En este ensayo se proponen nuevas formas para el discurso televisivo: uno que afirma que la televisión y sus pantallas son ritualidades narrativas que se hacen experiencia audiovisual en los formatos.
El siglo XX fue televisivo, el siglo XXI será audiovisual. Antes se hablaba de televisión, ahora hablamos de audiovisualidades múltiples y diversas, fluidas y enigmáticas, transmediales y conectivas. La idea es proveer al sujeto de una nueva experiencia, porque como explica el autor audiovisual Peter Greenaway (2011) "ahora hay nuevas tecnologÃas que permiten nuevos crecimientos"... por eso invita a que "no sigamos copiando al cine"... y en cambio busquemos "nuevas formas de satisfacer la demanda humana de experiencias audiovisuales". y "esas nuevas formas deberÃan alejarse de la narración tradicional ya que esas son "propia de los libros y del cine" porque este "ya no satisface la imaginación". El asunto es de producción de experiencias audiovisuales. Y estas están hechas de narrativas, formas, estéticas, rituales más que de contenidos y morales. Por eso, este texto se refiere a los formatos, o donde está la innovación y comunicabilidad de las diversas formas audiovisuales.